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El niño que soñaba en convertirse en un «Stuka»

Mi abuelo Agustín es un sevillista nato, de los de cuna. Nacido en Martín de la Jara (un pueblecito a 100 km de la capital) y gran aficionado a este deporte, ha vivido épocas de luces y oscuridad a partes iguales con el conjunto hispalense. Pero cuando nos sentamos a hablar de fútbol, siempre se acuerda de los años de esplendor de su equipo. Unos años, en los que el Sevilla FC compitió con los más grandes por la hegemonía del fútbol en España.

La Guerra Civil española asoló todo a su paso, fue devastadora. Andalucía fue campo de batalla, al igual que muchos otros lugares del país, de numerosos combates y las grandes ciudades y pueblos de esta región, cambiaron su fisonomía y sus prioridades debido a esta situación. Pero cuando las bombas acabaron, el fútbol volvió a ponerse en marcha. La gente necesitaba una distracción que les hiciera olvidar por unas horas la miseria y el hambre, este deporte cumplió esa función social con nota.

En Sevilla, la escuadra rojiblanca de aquella temporada en la que se reanudaba la Liga (1939-1940), había conseguido encandilar a todo el país. En su fortín de Nervión no habían dejado escapar más que una derrota ante el Celta de Vigo en toda la temporada. Athletic Club, Atlético Aviación, Real Madrid, FC Barcelona, Valencia CF; todos habían hincado la rodilla ante los hispalenses, que luchaban y eran firmes candidatos al ansiado trofeo final.

Mi abuelo, con apenas 10 años, recuerda que en aquella época trabajaba en el campo, ayudando a su familia de sol a sol. La guerra le había arrebatado, literalmente, a su padre de las manos y el pequeño Agustín esperaba que quizá algún día, este, aparecería por la puerta y se sentaría con él a contarle historias pasadas de su equipo o batallas de la guerra. Por desgracia, aquello nunca sucedió.

En realidad, el domingo por la tarde, era el único momento de asueto de la semana, muchos, (hombres en su mayoría) se reunían alrededor de una vieja radio en el bar del pueblo a escuchar las noticias, música, radionovelas y también los resultados de sus equipos de fútbol. Cabe recordar que en aquella época no existían las retransmisiones deportivas, propiamente dichas. Por lo que la única información que recibían era la que les proporcionaba “El Parte” radiofónico nocturno, una «especie de informativo» gestionado y dirigido por el Régimen Franquista, que de manera escueta y antes de acabar, proporcionaba los resultados finales de los partidos. No era hasta la mañana siguiente, al llegar la prensa, cuando la información deportiva era algo más detallada. Por aquel entonces, los nombres de Guillamón, Joaquín, Fede, Campanal (ídolo sevillista, también de mi abuelo), Pepillo o Raimundo eran tan conocidos entonces como los Palop, Javi Navarro, Martí, Navas, Luis Fabiano o Kanouté lo son ahora. Aunque solo fuera de oídas, los niños/as sevillistas disfrutaban y soñaban con ser uno de ellos y llegar tan alto como ellos.

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La liga llegaba a su fin, 22 jornadas y 12 equipos únicamente en aquella complicada temporada 39-40. En la última jornada, los sevillistas dependían de sí mismos para conseguir el título, debían ganar en el campo del Hércules en Alicante y todo estaría hecho. Su único rival en la disputa del título liguero era el Atlético Aviación, que jugaba en casa frente al Valencia CF y que debía ganar y esperar al resultado en Alicante. Hay que decir que el Atlético, jugaba en Chamartín (estadio del Real Madrid) sus partidos como local, debido al mal estado de su estadio, el Metropolitano, a causa de los bombardeos y batallas que destrozaron el templo rojiblanco. No obstante, aquel último encuentro de liga lo disputarían en el Estadio de Vallecas, en detrimento de Chamartín. Finalmente, después de un duro partido y un dudoso arbitraje en Alicante (según cuentan algunas crónicas de la época) el Sevilla solo fue capaz de empatar su partido a 3, mientras que el Atleti, ganó con comodidad al Valencia por 2-0 en Vallecas, obteniendo así el título de liga final.

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Mi abuelo siempre me cuenta que aquella tarde de finales de abril, acabó desolado. No cenó y se pasó la noche dándole vueltas a la cabeza, pensando por qué motivo el gran Campanal, su ídolo, Raimundo o Pepillo no habían podido conseguir un gol más. Solo uno, con un tanto más, el título hubiera sido sevillista y él hubiera sido el niño más feliz del mundo. Pero desde hacía unos años, Agustín se había dado cuenta de que la vida era dura en todos los sentidos y que el fútbol, no iba a ser una excepción. No obstante, “Dios aprieta pero no ahoga”, ya que las penas de aquel año quedarían algo mitigadas gracias al triunfo en la final de Copa frente al Racing de Ferrol por 6-2. Título que al menos ayudaba a digerir mejor aquella derrota final en liga y demostraba a todo el mundo la calidad y la supremacía del equipo hispalense. De hecho, al final de aquella memorable temporada y tras convertirse en el equipo más goleador del país, la temible delantera sevillista empezó a ser conocida como la «Delantera Stuka» o «Los Stuka». Su nombre venía dado por un bombardero alemán llamado “Sturzkampfflugzeuge”, abreviado «Stuka» (traducido era algo así como bombardero en picado) de enorme eficacia y devastadora potencia militar. De esta forma: López, Pepillo, Campanal, Raimundo y Berrocal (la lista varía dependiendo de quién la redacte) habían mostrado al mundo del fútbol  su calidad y su enorme capacidad goleadora, solo esperaban que sus logros no quedaran únicamente en lo conseguido aquella temporada. Y no sería así.

No obstante, tuvieron que pasar dos años para que el Sevilla FC volviera a verse en otra lucha por el título liguero. Fue la temporada 42-43, aunque esta vez, el Athletic Club conseguiría el título al final merecidamente, ya que estuvo desde la jornada 8 como líder y no cedió nunca su corona hasta el final de dicha temporada. Pero el equipo hispalense se sentía cómodo luchando por esos objetivos y tres años después en la 45-46 consiguió lo que tanto tiempo anduvo rozando con los dedos, el ansiado título de liga. Aquella, fue una temporada loca, en la que el FC Barcelona, el Athletic Club, el Valencia y hasta el Oviedo coparon la primera posición de la liga en algún momento del campeonato. Pero fue finalmente el Sevilla, quien a falta de dos jornadas se encaramó a lo más alto de la tabla y ganó sus dos últimos encuentros consiguiendo el título de liga y convirtiendo Nervión y sus aficionados en un hervidero de euforia desenfrenada. Todos los jugadores hispalenses fueron tratados como héroes aquella tarde. A Campanal (lesionado durante buena parte de la temporada), Joaquín o Félix, se les unieron grandes jugadores como Alconero, Campos, Araujo o un joven Juan Arza (considerado uno de los mejores de la historia del club), que consiguieron hacer un fútbol vistoso y efectivo y que según cuentan las crónicas de la época, encandilaron a todo el país.

Mi abuelo, un adolescente ya, aunque con las mismas responsabilidades que aquel niño que había sufrido con la dura derrota de su equipo en la última jornada, en 1940, estalló en un mar de lágrimas descontroladas al conocer el resultado final del encuentro. Por la cabeza de Agustín no paraban de pasar recuerdos de su padre, sevillista como él hasta la médula, que fue quién lo introdujo en este mundo loco del fútbol. También sus duras jornadas de trabajo esperando a que llegase el domingo para escuchar los resultados de los suyos por la radio, todos aquellos duros años, donde comer dos veces al día era un premio que muchos no conseguían, etc. Todo quedaba aparcado por un momento, gracias al éxtasis de júbilo que suponía aquella victoria. Eran campeones, los mejores del país y el joven Agustín lo sentía tan suyo como cualquier otro sevillista.

El conjunto rojiblanco viviría años de gloria durante aquella década y la siguiente. Pero aquel niño de 10 años, aún se pregunta hoy, con 85, por qué su ídolo Campanal no consiguió anotar un gol más aquella tarde en Alicante. Después de tantos años, creo que todavía piensa que quizá algún día ese gol pueda subir al marcador, aunque solo fuese en un sueño. Al pequeño Agustín le hubiera encantado haber podido jugar en aquel equipo, incluso haber marcado aquel ansiado gol del triunfo frente al Hércules. Y es que, este deporte tiene esas cosas, por muy complicada que tengas tu vida, por muy negro que lo veas todo, siempre consigue hacerte soñar y evadirte del mundo, aunque solo sea un ratito.

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

Las decisiones marcan una vida, las equivocadas una carrera: Ricardo Quaresma

Corría el año 2001, cuando el Sporting de Lisboa acababa con la hegemonía del FC Porto en Portugal. En la delantera lisboeta tenían a una leyenda del club de Oporto, el goleador brasileño Mario Jardel, pero el rumano Laszlo Boloni había hecho debutar ya con el primer equipo a la sensación de la temporada. Un joven extremo que en Lisboa ya comparaban con los Futre, Figo, Simao, etc. Ese joven prodigio era Ricardo Quaresma.

Con el numero 20 a la espalda y tan solo 17 años, empezaba a deslumbrar en la banda derecha del Sporting. Hábil, rápido, bueno en el uno contra uno y una habilidad con el balón en los pies que encandilaba al Jose Alvalade. Es por RQ20este motivo que la afición le bautizó como el Harry Potter del Alvalade. Ese Sporting ganaría la liga, practicando un buen fútbol, en un equipo donde destacaban otros nombres a parte de Quaresma y Jardel, como los veteranos Joao Pinto, Paulo Bento, Ricardo Sa Pinto, Dimas, Vidigal. Además de jóvenes como Hugo Viana, Niculae y posteriormente asomaría la cabeza un tal Cristiano Ronaldo. Después de dos temporadas exitosas de títulos y gran fútbol en el Sporting, Ricardo Quaresma atraería la atención de los grande Europa, como el Manchester United, Barcelona, Arsenal, Inter de Milan, Juventus, etc. Alex Ferguson parecía tener la delantera para llevarse a la gran joya del Jose Arvalade pero Jorge Mendes hizo que Quaresma llegara al FC Barcelona, gracias a su amistad con Sandro Rosell de su época en Nike. El propio Sandro entraría en el club blaugrana dentro de la junta directiva que llegó ese verano comandada por Joan Laporta.

El FC Barcelona ese año tenia urgencias, urgencia de títulos, después de 4 años en blanco con la dimisión de Núñez y Van Gaal y los desastrosos proyectos de Gaspart como presidente. Y entonces llegó la junta de Joan Laporta y con él nuevos aires: equipo nuevo, proyecto nuevo y un tal Ronaldinho Gaucho como gran estrella. Quaresma tenia en ese momento un gran cartel. Era una de las mayores promesas del fútbol europeo y además era un icono mediático también (sobretodo con dos grandes marcas como Nike y Pepsi). Prueba de ellos son los dos grandes spots publicitarios de esa temporada: Nike lanzaba el anuncio de Brazil vs Portugal junto a Ronaldo, Figo, Denilson, Roberto Carlos, Andrade, Diego, Pauleta, Totti, Cristiano Ronaldo, etc. y un habitual en los anuncios Nike, Eric Cantona. Ricardo Quaresma sale también en ese spot haciendo a Roberto Carlos su caracteristico «regate del pollo» que popularizó Jay Jay Okocha y acto seguido le dice al defensa brasileño «olé»; el eslogan de Nike en este anuncio. El spot de Pepsi, en cambio, estaba ambientado en el época medieval y sus compañeros de cartel eran jugadores como Beckham, Ronaldinho, Totti, Raul, Roberto Carlos y Fernando Torres. Aquí, Quaresma sale haciendo una espectacular chilena, para salvar junto a sus compañeros a los habitantes del pueblo, de los villanos que les estaban robando. Puro espectáculo.

Soccer - UEFA Cup - Fourth Round - First Leg - Celtic v Barcelona

El entrenador elegido para el nuevo proyecto de la era Laporta fue Frank Rijkaard, que pronto empezó a declarar que veía a Quaresma muy verde. El holandés nunca llegó a confiar en la joven promesa portuguesa, ya que su objetivo era fichar al extremo vasco Joseba Etxeberria. Pero ni el Athletic ni el jugador quisieron nunca negociar su fichaje y todo quedó en agua de borrajas. No había tiempo en Can Barça, la paciencia de los culés se acababa y las urgencias marcaban el camino a seguir. Es por ese motivo que Rijkaard contó poco con el extremo portugués, cosa que no agradó nada a Quaresma, que llegó a declarar que su ayudante el también holandés Ten Cate se había portado muy mal con él en su etapa en el Barça. El presidente Joan Laporta, por otro lado, fue uno de sus grandes valedores, declarando en más de una ocasión que Ricardo era un jugador especial para él y que cada vez que tenía el balón le excitaba futbolísticamente.  En la segunda vuelta y con la llegada al club del centrocampista Edgar Davids, el Barça empezó a coger una buena línea de resultados y las oportunidades le llegaron a Quaresma. Realizó buenos partidos, pero en un derbi frente al Espanyol, despues de hacerle un regate espectacular al lateral camerunés Pierre Wome, este se tomó la justicia por su mano e hizo una entrada asesina a Quaresma, fracturándole el tobillo derecho y tirando por la borda el resto de la temporada del portugués. A raíz de esa lesión, Quaresma perdió su oportunidad en el FC Barcelona, la Eurocopa Sub-21 con su país, donde era cabeza de cartel junto a Cristiano Ronaldo, la Eurocopa de Portugal 2004 y los JJOO de Athenas, una auténtica lástima.

quaresma lesion

Estando Quaresma hospitalizado después de la operación en el tobillo, recibió mucho apoyo del mundo del fútbol. Fueron a visitarlo sus compañeros de equipo, el entonces seleccionador de Portugal Luiz Felipe Scolari, compañeros de selección e incluso el entrenador del Benfica en esos dias Jose Antonio Camacho, quien sabe si para intentar convencer a Quaresma de fichar por las «Águilas Rojas». Quien no acudió a verle fue su entrenador Frank Rijkaard ni su ayudante Henk Ten Cate, hecho que extrañó a todos y que seguramente no gustó demasiado a los más allegados de Ricardo.

Si a toro pasado divagamos un poco y nos planteamos otras hipótesis en esta historia, seguramente nos hubiera gustado saber: ¿Qué hubiese pasado si Quaresma hubiese ido al Manchester United en vez de al Barça? Esa misma temporada Cristiano Ronaldo, mas joven que Quaresma, llegaba a Manchester de la mano de Alex Ferguson. Cristiano entonces no era el jugador que es hoy, creo que ni el más optimista se esperaba el nivel actual del madridista, pero Ferguson supo llevar a Ronaldo, que en sus primeros días en Manchester obtuvo críticas por su juego individualista y farandulero que tanto gusta a la grada pero no a entrenadores, rivales y analistas. Pero allí estuvo la mano de Sir Alex Ferguson, especialista en moldear, entender y crear cracks como antes hizo con Beckham, Cantona, Giggs o Van Nistelrooy y mas tarde por ejemplo con Rooney. Jugadores tan diferentes entre ellos pero que Sir Alex supo entender y darles lo que necesitaban para conventirse en los reyes de Old Trafford.

CR7Ferguson

deco-fcporto

Ese verano el Barcelona fichó a la estrella del Oporto, flamante campeón de la UEFA y de la Champions League con Jose Mourinho, el centrocampista brasileño nacionalizado portugués Deco. No fue una operación facil, con Pinto Da Costa nunca lo es, ya que hizo que el Barça pagase 20 millones de euros más el pase de Ricardo Quaresma al nuevo Do Dragao. En el conjunto portista Quaresma siguió los pasos de otro idolo en Oporto, Paulo Futre, criado en el Sporting de Lisboa pero consagrado en el antiguo Das Antas. Después de recuperarse de la importante lesión Quaresma rayó a gran nivel en las cuatro temporadas que visito de azul y blanco, destapó el tarro de las esencias y volvimos a disfrutar de su «regate del pollo», sus bicicletas, rabonas, taconazos, caños, regates imposibles y sobretodo nos quedamos boquiabiertos y rendidos a su «trivela».

AbolAQuaresmaEn Champions League también rayó a gran nivel, con grandes exhibiciones y destacando en partidos grandes contra Liverpool, Arsenal, Inter o Chelsea donde Quaresma hacia diabluras por ambas bandas. Después de la desbandada del equipo campeón de Europa, se tuvo que construir un equipo nuevo. Pasaron por Do Dragao entrenadores como Luigi Del Neri o Víctor Fernandez pero fue Jesualdo Ferreira quien supo dar con la tecla y construir un equipo solido y competitivo con jugadores como Pepe, Bruno Alves, Bosingwa, Lucho Gonzalez, Lisandro Lopez, el «cebolla» Rodriguez y con Ricardo Quaresma como gran estrella. En esas 4 temporada ganó 2 supercopas de Portugal, 3 ligas portuguesas, una copa de Portugal y una copa Intercontinental contra el Once Caldas colombiano en Japón.  Además de jugar la Supercopa de Europa contra el Valencia y anotar un golazo batiendo al gran guardamenta Santi Cañizares, que ponía el 2 a 1 en el marcador, pero que al final resultaría insuficiente para conquistar el titulo. Incluso el diario «A Bola» eligió a Quaresma como hombre del año 2007 en Portugal, sucediendo a Cristiano Ronaldo y por delante del crack, por entonces «Red Devil», en las votaciones de esa temporada.

Llegó entonces, otro momento clave en su vida y en su carrera, ya que Ricardo quería ir a otro grande, creía que su ciclo en Portugal estaba cerrado y con 25 años estaba preparado para subir un escalón más alto en su carrera. Muchos grandes llamaron a su puerta, como el AC Milán, Chelsea, Bayern Munchen, Atlético de Madrid, por  que estuvo cerca de fichar, e incluso el Real Madrid negoció con Pinto Da Costa para sustituir a Robinho. Querían reforzar la delantera formada entonces por Robben, Van Nistelrooy y Raúl y pensaron en Quaresma como el jugador necesario para desequilibrar por la izquierda. Pero Jose Mourinho en el Inter de Milan fue la persona clave para que el «Harry Potter de Do Dragao» vistiera de Neroazzurro a cambio de 27,7 millones y el pase a Oporto de Pele.

Quaresma Real Madrid

¿Por qué a Italia? ¿Por qué al Inter? ¿Y por qué con el sistema de Mourinho? Esas fueron algunas de las muchas preguntas que todos nos hacíamos, ya que no veíamos a un jugador como Quaresma, imaginativo, individualista, improvisador, mágico… en un fútbol tan hermético como el italiano y menos con Jose Mourinho. Muchos dijeron que fue una jugada de Jorge Mendes y Pinto Da Costa a Moratti, en contra de la opinión del jugador que hubiera preferido jugar en España en cualquiera de los dos equipos de la capital. Se tenía incluso un pre-contrato con el Atleti hasta que el Real Madrid llamó a su puerta, era el momento perfecto para ver en España el talento del portugués que al final escogió Milán. No bastó mucho para ver que su decisión había sido un error. Solo con escuchar al entrenador portugués en la presentación de Quaresma, muchos vieron que el jugador portugués había vuelto a tomar la decisión equivocada. Mourinho declaro en la rueda de prensa de la presentación, que el jugador podía jugar en la izquierda, en la derecha, en el banquillo y en la grada, referente a una pregunta de un periodista que quería saber que posición del campo era la que tenia pensado Mou para el fichaje estrella. ¿Imagináis la rueda de prensa de presentación de Ronaldinho, Cristiano Ronaldo, Zidane, Henry, Ribery o Ibrahimovic en la que el entrenador diga que puede jugar en el banquillo o en la grada? Surrealista del todo, pero ya se veía venir lo que poco a poco después ocurriría. Quaresma apenas jugó aquella temporada en Italia, el sistema de Mourinho era sin extremos y con un fútbol que no favorecía nada al juego del portugués, ademas de otra inoportuna lesión que apartó a Quaresma de la titularidad y que poco a poco dejó de entrar en los planes de Mourinho.

Inter

Luiz Felipe Scolari fue seleccionador de Portugal y después de la Eurocopa de 2008 que ganó España, fue contratado por el Chelsea haciéndose cargo del banquillo blue. Tenia la difícil misión de hacer olvidar a MourinhoRicardo+Quaresma+Chelsea+Training+Press+Conference+qAriFS2l5_ol después de la destitución de este y la no continuidad de su asistente, Avraam Grant, a pesar de estar a un resbalón de ganar la ansiada Champions League contra el Manchester United de Cristiano Ronaldo. Fueron unos primeros meses irregulares de Felipao en Londres, que apostó por Quaresma como refuerzo de lujo en la delantera para el mercado de invierno y de esta forma intentar llevar a flote a los de Stamford Bridge. Quaresma sin ritmo de competición debutó el 7 de febrero contra el Hull City en Stamford Bridge y 2 días después, el 9 de febrero, Luiz Felipe Scolari, gran valedor de Quaresma, es despedido como entrenador del Chelsea y su remplazo es Guus Hiddink. El entrenador, holandés como Rijkaard y Ten Cate, no cuenta con Quaresma y vuelve a toparse con la misma piedra «naranja». Chelsea Training Session¿Puede tener este jugador más mala suerte? Partidos esporádicos, minutos donde muestra su calidad pero el sistema del holandés no cuenta con bandas, sino con un medio del campo físico y Didier Drogba solo en punta, a veces acompañado por Anelka.

A final de temporada Quaresma vuelve al Inter y continúan sus diferencias con Mourinho. Esa temporada 2009-2010, Ricardo gana el triplete con el Inter pero apenas dispone de minutos en el engranaje de Special One. Harto de no jugar decide irse a Turquía creyendo que sus mejores años han pasado y ficha por el Beşiktaş JK. Económicamente, le mantienen la alta ficha del Inter, pero ya empieza a ser un jugador olvidado mediáticamente. Acabó siendo ídolo en Estambul, también en Dubai, donde Jorge Mendes lo llevó a ganar petrodólares, pero Quaresma harto de las pretensiones económicas de su representante, rompió con el emperador de los despachos futbolísticos. Sus asuntos ya no los lleva Jorge Mendes y este mercado de invierno parece que vuelve al equipo donde mejor se lo pasó y donde mejor nos lo hizo pasar, el Oporto. Quizá demasiado tarde, quizá nunca tuvo que salir, quizá sí, pero sus decisiones siempre fueron erróneas, equivocadas y la mala suerte siempre lo ha perseguido. En el Oporto su mala suerte se dio un descanso y nos deleitó a todos con su fútbol y su calidad. Esperemos que esta vez le siga dando una tregua, porque yo quiero ver otra vez al «Harry Potter de Do Dragao», yo quiero volver a ver al mejor Ricardo Quaresma.

Alberto Riquelme Pérez (@AlbertoRiquelme)

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Los extremos puros: esa “especie” en peligro de extinción

Robo de balón en el medio del campo y salida rápida buscando sorprender al rival. La pelota llega al extremo izquierdo, controla el pase con el interior, el esférico queda parado y por un momento el tiempo también. En décimas de segundo, por la cabeza del jugador pasan miles de cosas y su cuerpo experimenta sensaciones muy contradictorias. Pegado a la línea de banda, con el lateral derecho encima, la grada sobre sus hombros, voces y susurros entran sin parar por sus oídos y la sangre le bulle. Va a mil revoluciones, pero intenta serenarse y pensar que hacer, todo en décimas de segundo. El rival es como un toro que viene a embestir y el debe sortearlo con maestría, e intentar acabar la faena dignamente para poder conseguir el ansiado premio del gol, con la ayuda de sus compañeros. En ese momento, todo vuelve a la realidad, el extremo amaga con el cuerpo, hace una media bicicleta con la que desequilibra al lateral y consigue marcharse por velocidad con el balón pegado a la cal y a escasos centímetros la línea de córner. En ese momento, el delantero de su equipo hace un desmarque al defensa rival y consigue adelantarse en la carrera unos centímetros. El extremo levanta la cabeza y lo ve, en ese momento y sin pensarlo, pone un centro desde la línea de fondo con el interior del pie, que se va abriendo para que el portero no llegue y medido a la cabeza de su compañero desmarcado. El delantero impacta con su cabeza al balón con mucha potencia y el esférico entra en la portería como un rayo, sin que los defensas ni el portero rival puedan hacer nada para impedirlo. Fútbol en estado puro, sin duda, pero un fútbol que se está perdiendo a una velocidad de vértigo.

Y es que este deporte cambia a cada segundo, aunque a veces nos sorprenda y lo haga en direcciones en los que no esperábamos. El portero que sale jugando con los pies, los laterales que son “carrileros” ofensivos, el pivote defensivo que organiza el juego, el mediocampista que defiende y ataca (todocampista), los delanteros que se tiran a banda; y últimamente, los “falsos” delanteros y los extremos que juegan a banda cambiada. Son muchas las causas que hacen que este deporte «evolucione»: una mejor formación de los técnicos deportivos, nuevas tecnologías que permiten aprender e implementar cualquier mejora en cualquier lugar del mundo al instante, el fútbol visto como un espectáculo televisivo, la tremenda competitividad existente entre equipos en ligas nacionales y competiciones continentales, la evolución de los clubs como empresas deportivas, la necesidad de ofrecer al espectador algo novedoso cada temporada. Sin olvidar el cambio paulatino hacia un fútbol más físico y rápido, con balones como los actuales, más  ligeros, que hacen que los centros sean más imprecisos. A la vez, los referentes en ataque han modificado su juego también y pocos equipos apuestan ya por delanteros corpulentos que sean rematadores natos y solo trabajen en el area. Todo esto hace del fútbol un deporte aún más interesante e imprevisible, ya que estos factores cambiantes lo convierten en un espectáculo más atractivo a los ojos de los/las espectadores/as que lo disfrutan cada semana. Pero, ¿de verdad es así?

Si nos paramos a reflexionar un poco quizá podamos tener otra opinión mejor formada de todo esto. Y como ejemplo ilustrativo, podemos pararnos a pensar por ejemplo en qué ha pasado con los extremos puros de toda la vida. ¿Se han evaporado?

Cuando me siento a escuchar las historias de fútbol que cuenta mi abuelo, siempre me quedo fascinado. En ellas relata como sentía y vivía él este deporte cuando era más joven. Pero no hay una sola historia en la que no aparezca un extremo puro y clásico como los de antes. Me habla del Barça de las “Cinc Copes” y de cómo Estanislau Basora y  Eduardo Manchón traían locas a las defensas rivales y ponían finos centros a César y Kubala para que rematasen sus jugadas, mientras los aficionados de «Les Corts» enloquecían. O como el estadio de Chamartín se venía abajo cuando Paco Gento corría la banda izquierda cual centella y asistía al gran Alfredo Di Stefano para que marcase, en aquellas memorables noches de Copa de Europa de las 6 que consiguió “La Galerna del Cantábrico”. También habla de un “melenudo” británico llamado George Best que ponía patas arriba Old Trafford (y otros pubs de la zona) con sus regates y su clase magistral. Pero sobretodo me sorprende que se acuerde de un pequeño extremo brasileño del Botafogo que solo pudo tener la suerte de ver cuatro o cinco veces cada cuatro años, en los Mundiales de Suecia 58 y Chile 62. Siempre me dice que Pelé era de otro mundo pero nunca había visto a nadie regatear y “gambetear” como ese tal Garrincha.

Y si mi padre entra en la conversación, no puede dejar de hablar del gran Amancio Amaro, extremo portentoso de la generación del Real Madrid de los “Ye-yés”, apodado “El Brujo” por sus regates increíbles en banda y su rapidez. Sin salir del equipo blanco, no podemos pasar por alto al mito, Juan Gómez «Juanito». Extremo rápido y veloz, de una fuerza y coraje sin igual que a día de hoy aún se recuerda en el estadio Santiago Bernabéu cuando el reloj marca el minuto 7 de partido, su mítico dorsal. Aunque si viajamos al n0rte, sin duda hay que hablar del veloz Txtextu Rojo, que dejaba boquiabierta a la afición de Bilbao en “La Catedral” con su descaro para encarar a los defensas y sus medidos centros al area. Y es que la historia de extremos clásicos vascos no acaba aquí, porque no muy lejos de Vizcaya, en Guipúzcoa concretamente, vivía el gran Roberto López Ufarte, un menudo y habilidoso extremo izquierdo que fue santo y seña de aquella mítica Real Sociedad que consiguió dos títulos consecutivos de Liga a principios de los ochenta y que fue ídolo de masas para todos los que acudían cada domingo a Atocha para ver al equipo “txuriurdín”. Gracias al trabajo y a la huella que dejaron estos dos tremendos extremos vascos, surgieron otros dos que siguieron sus pasos a no mucho tardar. El primero fue “Txiki” Beriguistáin, extremo izquierdo que irrumpió con fuerza para sustituir a López Ufarte en la Real Sociedad. Y el segundo fue Jon Andoni Goikoetxea, rápido y versátil extremo derecho navarro que despuntó en C.A. Osasuna y en la Real Sociedad posteriormente. La calidad de estos dos extremos no pasó inadvertida para el mundo y rápidamente el FC Barcelona de Johan Cruyff se hizo con ellos, siendo protagonistas esenciales de los títulos conseguidos por el cuadro catalán a principio de los noventa.


Cabe resaltar, pero, que si hablamos de extremos puros, los dos que jugaban en el Real Madrid de la “Quinta del Buitre” tampoco estaban carentes de calidad. Rafael Gordillo, mítico extremo izquierdo sevillano, de la cantera del Real Betis Balompié fichado por el cuadro blanco a mediados de los ochenta. Pero sobretodo Jose Miguel González “Míchel”, fino estilista canterano del conjunto blanco que junto a jugadores de la talla de Manuel Sanchís, Rafael Martín Vázquez o el mítico Emilio Butragueño, marcaron una época en la historia del club.

Como apreciación, cabría destacar, además de la vistosidad que regalaba este fútbol al espectador/a, como también aumentaba la velocidad del juego, la intensidad del mismo y hasta las pulsaciones de los jugadores y aficiones que disfrutaban de el. Pero no contentos con esto, el fútbol con bandas abiertas deparaba también unos duelos entre extremos y laterales memorables e históricos hoy en día.

Y es en ese preciso instante, en el que yo puedo entrar de verdad en la conversación y me pongo a recordar aquellas “batallas” futbolísticas increíbles entre el portugués Luis Figo y el posiblemente mejor lateral izquierdo de todos los tiempos, el brasileño Roberto Carlos. Cuando jugaban en el FC Barcelona y el Real Madrid respectivamente. O del propio Figo con el magnífico lateral del País Vasco Francés Bixente Lizarazu, cuando el portugués militaba ya en las filas blancas y el francés lo hacía con el temible Bayern de Munich. O los duelos entre el veloz extremo izquierdo holandés del Arsenal FC y FC Barcelona Mark Overmars y el lateral derecho del Manchester United Gary Neville, en los que siempre saltaban chispas. Y no se quedan atrás los duelos entre el maravilloso extremo izquierdo del Valencia CFVicente Rodríguez, y el lateral derecho del Real Madrid Michel Salgado, donde siempre había una intensidad brutal.

No obstante, la mayoría de extremos de todo el mundo actuales, han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y modificar su fútbol y su posición en el campo para complacer a sus técnicos y en “beneficio” del equipo. Aunque no está tan claro, que esto haya beneficiado al espectador/a y sobretodo al fútbol en general. Es cierto que se combina mucho más y que los extremos a banda cambiada pueden salir y tener más ocasiones para disparar a puerta desde una mejor posición. Pero no es menos cierto que las defensas también evolucionan y trabajan estas variantes. Por lo que al final tenemos muchas veces, acumulación de jugadores de tres cuartos de campo hacia delante, sobretodo al borde del área grande. El juego se ralentiza, los jugadores deben ser muy combinativos para que las jugadas no se diluyan y las bandas muchas veces quedan desocupadas, o se ocupan ocasionalmente por delanteros o centrocampistas que caen a ellas. Existe la posibilidad también de dejarla libre para la subida de laterales rápidos, que por otra parte, no tienen en la mayoría de casos, la clase ni la técnica de los extremos y jugadores de banda clásicos.

Por lo tanto, cuando hablamos de «evolución» en el fútbol, muchas veces, creo que el término no es correcto. Porque sí que es cierto que se dan cambios en este deporte y que todo avanza muy deprisa, como la vida de cualquier persona actualmente, sobretodo en los países occidentales. Pero no es menos cierto que en muchos aspectos este deporte está involucionando y dando pasitos atrás más que adelante. Habría mucho que escribir sobre todos estos cambios en el fútbol actual, aunque algunos de ellos han sido comentados ya al principio de este artículo. Quizá toda esta información nos daría para elaborar unos cuantos artículos más con total seguridad, pero ciñéndonos al tema que nos ocupa, creo que es justo  afirmar que el fútbol actual ha perseguido y eliminado (o al menos ha reconvertido) de los terrenos de juego a la mayoría de extremos puros que había. Jugadores con descaro, técnica, clase y calidad que no tenían miedo a jugársela. No temían coger la responsabilidad de encarar a sus rivales, se echaban el equipo a las espaldas y firmaban jugadas que acaban con centros medidos que se traducían en goles y campeonatos importantes para el equipo en muchas ocasiones. Pero sobretodo, jugadores que hacían levantarse a los aficionados de sus asientos en los estadios y que hacían vibrar y alzarse repentinamente a los más mayores de sus sillones en casa. Malabaristas y finos bordadores, que hilaban e hilvanaban jugadas fantásticas en espacios reducidos frente a contrincantes que solo tenían por objetivo destruir su fútbol. Jugadores que hacían que un servidor disfrutara cada semana con este deporte como un niño pequeño con un juguete nuevo. Por eso para acabar solo me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿Por qué el fútbol no quería seguir disfrutando con los extremos puros?

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

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