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Trofeo Birra Moretti: el torneo más innovador del verano

Hace no mucho tiempo, julio y agosto eran los meses de los torneos veraniegos. Una época en la que la mayoría de los aficionados/as estaban descansando de una dura temporada futbolística y se preparaban para la siguiente, desconectando en el mar o en la montaña, dependiendo de los gustos y preferencias de cada uno/a.

real madrid gira asia 2003 fcb gira usa

Actualmente la historia ha cambiado bastante. Los grandes equipos han sido seducidos por territorios en los que el fútbol no es el deporte más practicado y desde hace unos años ya, peregrinan a países de Asia o América donde obtienen grandes sumas de dinero para mejorar sus presupuestos. Y de paso “evangelizar” unos cuantos adeptos más a su causa futbolística.

Atrás quedaron aquellos trofeos “Teresa Herrera” en los que el Real Madrid de Di Stefano, el Atlético de Madrid del “doblete”, el FC Barcelona de Cruyff, el Dinamo de Kiev del gran Oleh Blokhín, el Boca Juniors de Bianchi, el fantástico AC Milan de Ancelotti, etc. ofrecían vistosos e intensos encuentros a los aficionados/as, contra el Deportivo de La Coruña como anfitrión y máximo rival a batir siempre.

depor campeon trofeo teresa herrera

Y no solo en España se veían grandes torneos veraniegos de fútbol. En cualquier país europeo o sudamericano en el que el fútbol fuese el deporte nacional, se disputaban grandes torneos con equipos de primer nivel. Pero de todos ellos, mi preferido era sin duda el “Trofeo Birra Moretti”, que se jugaba en Italia.

Este torneo veraniego que empezó a disputarse a finales de los 90’s (1997) despertaba siempre mucho interés a todo el que se detenía a verlo un momento. No por su forma de organizarse, ya que esta no era muy diferente a otros torneos veraniegos: 3 equipos que se enfrentaban entre sí en partidos de 45 minutos de duración. El que ganaba se llevaba 3 puntos y el que perdía 0. En caso de empate, la suerte se dirimía en los lanzamientos de penalti, otorgando esta vez solo 2 puntos al equipo ganador y 1 al perdedor.

birra moretti

Lo que hacía especial a este torneo eran pequeños detalles o innovaciones futbolísticas que despertaban la curiosidad de la gente y destacaban del resto de competiciones veraniegas. Por ejemplo, los partidos duraban 45 minutos, pero no se jugaban seguidos. Había dos partes de 22 minutos y medio de juego en el que cada equipo sacaba una vez del centro del campo, como en los partidos reales a 90 minutos. El motivo era sobretodo, que los intermedios de estos partidos estaban destinados a la publicidad y difusión de la marca de cerveza que daba nombre a este peculiar torneo “Birra Moretti”. Aprovechaban los parones para interactuar con los aficionados y a través de pequeños juegos futbolísticos regalar premios relacionados con su marca de cerveza y de paso conocer a alguno de los futbolistas de los prestigiosos equipos que disputaban siempre este vistoso campeonato.juve-napoli trofeo birra moretti juve-milan trofeo birra moretti

Pero esto era solo la punta del iceberg, lo mejor estaba aún por llegar. Y es que lo que sin duda me hacía a mi estar pegado al televisor eran los “penaltis a la americana”. En caso de empate, los equipos debían lanzar tres penaltis cada uno para ver quien se hacía con la victoria final del partido, pero estos lanzamientos no eran 3 lanzamientos comunes. En el “Trofeo Birra Moretti” los penaltis se lanzaban en movimiento, es decir, el jugador tenía 6 segundos para lanzar su penalti disputando un uno contra uno frente al portero del equipo rival. Era muy emocionante y novedoso ver este tipo de penas máximas, ya que esta forma de lanzarlas no era nada frecuente en Europa. Y de ahí su nombre “penaltis a la americana” o «shootout«, ya que fue la MLS (Mayor League Soccer) a mediados de los 70’s (cuando aún era North American Soccer League) la que introdujo este tipo de lanzamientos en una competición oficial. En caso de empate en un partido, los dos equipos debían lanzar cinco penaltis de este estilo (shootoout) para desempatar, de esta forma se le otorgaba 1 punto extra al ganador de la contienda final. Esta idea no cuajó demasiado y se abandonó dicha fórmula a principio de los 80’s.  Volvieron a intentarlo de nuevo a mediados de los 90’s, pero tampoco tuvieron demasiado éxito y la idea acabó por desestimarse en el año 2000.  He de decir, que a los americanos/as les parecía interesante al principio ver lanzar este tipo de penas máximas, ya que eran muy parecidas a las que se ejecutaban en uno de los deportes nacionales del país, el hockey sobre hielo.

Pero volviendo al “Trofeo Birra Moretti”, este no es el único “invento” que se sacaron de la chistera sus organizadores para hacer este torneo especial. En distintas ediciones del mismo, fueron introduciendo reglas nuevas en la disputa de los partidos, como por ejemplo el lanzamiento de esquina más corto, la posibilidad de que los jugadores pudieran sobrepasar la línea de banda sin el balón o la eliminación de los fueras de juego hasta los últimos 16 metros del campo contrario. Todas estas “innovaciones” hacían de esta competición algo especial y sobretodo divertido de ver.

Por desgracia, este torneo solo duró 12 ediciones, hasta 2008 y no ha vuelto a disputarse desde entonces. Pero para que nadie piense que el “Trofeo Birra Moretti” era un torneo veraniego menor, solo hay que ver los participantes y ganadores del mismo en sus doce ediciones. La Juventus de Turín y el Inter de Milan son los equipos que más veces han participado (11 ediciones) en este trofeo y que más veces lo han ganado también. 6 los bianconeros por 3 de los neraazzurris. Napoli y Udinese son los siguientes con más participaciones en el torneo y además consiguieron ganarlo también en una ocasión cada uno.

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Como anécdota cabe señalar también, que este trofeo era conocido vulgarmente por los aficionados/as como el “Torneo de Bari”, debido a que la ciudad del sur de Italia fue sede del torneo en cinco de sus doce ediciones. Aunque es curioso que el equipo de dicha ciudad solo disputase el torneo en una sola ocasión.

Sin duda los torneos de verano alegraban y daban color a esta época de fútbol no competitivo. Además eran un buena manera de poder ver a los mejores equipos disputar estos partidos entre sí y poder ver por primera vez a los nuevos fichajes adaptarse al juego del equipo y conocerse en el campo con sus compañeros. Y eran también trofeos que siempre deparaban sorpresas, en el sentido de que equipos más pequeños se imponían a otros más grandes en algunas ocasiones. Por lo que las aficiones de estos equipos a priori menores se llevaban una alegría, a la cual no estaban demasiado acostumbradas.

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El “Trofeo Birra Moretti” era un torneo especial. Por sus peculiares innovaciones futbolísticas tan atípicas, por sus intermedios en los partidos, por su ambiente entre las aficiones de los equipos más grandes de Italia. Pero sobre todo por sus lanzamientos de penalti “a la americana”. Esos lanzamientos que me dejaron prendado cuando los vi por primera vez y que consiguieron que me hiciese fan de este torneo, que como tantas otras cosas, fue engullido por la globalización del fútbol, el marketing despiadado y la nueva era de este deporte que no sabemos hasta dónde llegará, pero que seguramente seguirá sorprendiéndonos en el futuro. Sea como fuera, quede en el recuerdo este gran torneo veraniego y esos increíbles lanzamientos de penalti. Viva il Trofeo Birra Moretti.

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

Dejan Stankovic: el futbolista plurinacional

Cuando Ljupko Petrović, el mítico entrenador que llevó al Estrella Roja a la consecución dela Copa de Europa de clubs en 1991, se volvió a hacer cargo de la escuadra rojiblanca en 1994, el equipo venía de una racha de resultados muy negativa y de dos años en los que había finalizado segundo por detrás de su eterno rival, el Partizan de Belgrado.

En este equipo quedaban ya pocas estrellas de la proeza de Bari del 91, pero despuntaban algunos valores emergentes o futbolistas en potencia que querían hacerse un hueco en el primer equipo. Y uno de ellos irrumpiría con más fuerza que nadie, su nombre: Dejan Stankovic.

En una época convulsa en la zona de los Balcanes, con disputas bélicas internas entre naciones pertenecientes hasta entonces a Yugoslavia, el fútbol era una de las vías de escape del pueblo y a la vez un escenario para descargar las frustraciones, sentimientos e iras de personas que vivían una época terrible. Y en medio de toda esta vorágine, los dos principales equipos de Belgrado, Estrella Roja y Partizan trasladaron estas disputas al terreno de juego, por los títulos nacionales. La suerte había sido favorable a los blanquinegros en las últimas dos temporadas, pero ese año las cosas iban a cambiar. A mitad de temporada el entrenador Petrović iba a echar mano de la cantera rojiblanca, ya que había un centrocampista que estaba marcando las diferencias con tan solo 16 años y había ido subiendo como la espuma en las  diferentes categorías del Estrella Roja, hasta acabar jugando en el filial y consiguiendo grandes números. Alto, rápido, con una depurada técnica y un disparo endiablado el joven Dejan Stankovic fue convocado con el primer equipo a su corta edad y pasó a convertirse en el jugador más joven en debutar con el Estrella Roja. Y es que llevaba el fútbol en sus venas, ya que su padre había sido un importante centrocampista  del OFK Belgrado,  y hasta su madre había formado parte de la delantera de un potente equipo de la primera división femenina  de Yugoslavia, el Sloga Zemun.

De esta forma la carrera del joven Dejan no podía ir mal de ninguna forma, y así fue. A su corta edad se convirtió en campeón de liga y copa aquella misma temporada con el cuadro rojiblanco y fue llamado a las categorías inferiores de la selección Yugoslava, con la que más tarde conseguiría un sorprendente récord. Es interesante destacar una anécdota que sucedió en esa misma temporada, cuando se enfrentó al equipo de su padre de toda la vida el OFK de Belgrado, del cual Stankovic era también seguidor, pero enfundando la camiseta ahora del Estrella Roja y a los que además derrotó con comodidad en el campo, ironías de este deporte.

Su crecimiento continuó la temporada siguiente, debutando en Champions League, entrando una vez iniciado el partido frente al equipo alemán del Kaiserslautern, anotando además dos tantos, ante el asombro de toda Europa. Y siguió creciendo y creciendo cada vez más, tanto es así, que en un par de temporadas más, con tan solo 20 años y habiendo jugado ya el Mundial de Francia 98, la Lazio de Sven Goran Eriksson llamó a sus puertas y ni el Estrella Roja ni el joven Dejan pudieron decir que no a aquella suculenta oferta.

En aquella escuadra de ensueño con los Nesta, Almeyda, Nedved, Vieri, Salas o su compatriota fichado ese mismo año Sinisa Mihajlović, Stankovic consigue hacerse con un puesto en el 11 del equipo romano y jugar más de 40 partidos anotando 9 goles. El salto ya estaba dado, pero no se iba a quedar ahí, ya que en 1999 gana la última Recopa de Europa que se disputaría nunca en una memorable final frente al RCD Mallorca por 2-1 y es pieza clave en aquel título. No siendo esto suficiente, en el 2000 y ya asentado en aquel mágico conjunto laziale consigue nada más y nada menos que el doblete en el Calcio italiano, ganando liga y copa ese mismo año. No tendría tanta suerte en la Eurocopa del 2000 con Yugoslavia, al caer eliminado frente a España con aquel gol en el descuento de Alfonso Pérez Muñoz en un partido loco que pasará a la historia del fútbol, sin duda alguna.

No obstante, su equipo sigue cosechando éxitos, consiguiendo dos Supercopas y otra Copa de Italia más mientras la economía del club con el presidente Cragnotti a la cabeza iba haciendo que la escuadra laziale se hundiera cada vez más y cayera en bancarrota, obligando a todas sus estrellas a buscar nuevos destinos. De esta forma Dejan Stankovic deja el equipo de Roma en 2004, recibe una interesante oferta del Inter de Milán y acaba firmando por el equipo de la Lombardía. Un año antes, en su país, la reestructuración de los territorios que formaban la antigua Yugoslavia era un hecho y poco a poco se habían ido formando distintas naciones-estado que funcionaban ya como territorios independientes, no solo en el aspecto político, económica y social; sino también en lo deportivo. Por lo tanto, la idea de Yugoslavia no tenía sentido ya y el territorio pasó a llamarse Serbia y Montenegro, compuesto por dos naciones bien diferenciadas, con vínculos comunes pero bastante distintas en casi todos los aspectos. Aun así, compitieron juntas en lo deportivo hasta 2006, cuando las dos se independizaron.

Los deportistas y en este caso los futbolistas como Stankovic, no podían estar al margen de todos estos cambios políticos, económicos y sociales que se estaban produciendo en sus países de origen y sin querer muchas veces debían tomar partido en las decisiones que se dirimían allí. En algunos casos, estas confrontaciones ocasionaron pequeñas tensiones y conflictos entre compañeros de una misma selección por motivos políticos, religiosos o culturales, como el que mantuvieron Darko Kovacevic y Savo Milosevic, ambos goleadores con Yugoslavia (el primero del Estrella Roja y el segundo del Partizan) durante un tiempo por desavenencias y distintas maneras de ver estos cambios que se estaban produciendo en su territorio.

En lo deportivo, Stankovic seguía cosechando títulos, ahora con el equipo interista, ganando otra Copa de Italia y dos Scudettos más hasta 2006 (uno de ellos por el escándalo del “Moggigate”, la eliminación de la Juventud de Turín de la Serie A y su descenso fulminante a la Serie B), además de dos Supercopas de Italia. Y ese mismo año volvería a clasificar a su selección (Serbia y Montenegro en este caso) para la fase final de un Mundial, el de Alemania 2006, quedando encuadrada en el grupo de la muerte con Argentina, Holanda y Costa de Marfil consiguiendo no puntuar en ninguno de los partidos y dejando el casillero a 0.

Aun así, con su equipo la cosa no podía ir mejor, ya que el Inter se hizo con los siguientes cuatro Scudettos hasta 2010, una Copa y dos Supercopas de Italia más. Además, Stankovic nunca dejó de ser un hombre importante en las alineaciones del equipo neroazzurri consolidándose así en el equipo y siendo pieza clave tanto en el Inter como en su selección. Consecuencia de ello llegó el mayor logro como jugador en un club de fútbol, la consecución de la Champions League ese mismo año 2010, ganando en la final al Bayern de Munich en Madrid en el aquel Inter de Mourinho que pasaría a la historia por conseguir el triplete aquella misma temporada, disputando Stankovic todas las finales.

Ese mismo año 2010 Dejan Stankovic consiguió también un sorprendente récord con su selección (Serbia en este caso) en el Mundial de Sudáfrica. Y es el de conseguir ser el único jugador que ha disputado tres Copas del Mundo de Fútbol con tres selecciones distintas, no cambiando además nunca de territorio de origen. Ese extraño e inverosímil récord se da, porque los futbolistas como Dejan al igual que cualquier persona en este Mundo, están en constante cambio.

El Mundo en el que vivimos gira tan rápido como un balón en un campo de fútbol y cualquier persona está expuesta a estos cambios que se dan continuamente y que nos hacen replantearnos muchas cosas, pero que también nos ayudan a crecer como personas y a ampliar nuestros horizontes. Dejan Stankovic es un ejemplo claro de estas constantes idas y venidas que se dan en la vida de cualquier ser humano, ya que él como jugador de fútbol profesional, también tuvo que pasar por etapas duras en su vida, como la vivencia de una guerra entre territorios cercanos, con amigos y familiares que perdieron su vida. Y no siendo esto suficiente, más tarde tuvieron que volver a reconstruir un país, no solo levantando muros y paredes de hormigón, sino también construyendo nuevas conciencias individuales y colectivas y cambiando antiguos pensamientos ya obsoletos en los nuevos tiempos que corren. Por tanto, del jugador que jugó con Yugoslavia en 1998, con Serbia y Montenegro en 2006 y finalmente con Serbia en 2010 no nos puede quedar solo la idea de lo que vimos en un terreno de juego. Sino toda una historia detrás de superación y regeneración personal de un joven que nació para ser futbolista pero que ayudó también a que el territorio en el que nació, creció y se crió, se llamara como se llamara, pudiera continuar adelante y fuera un lugar tranquilo, sin odios ni disputas, más allá de las que pudieran darse en un terreno de juego durante 90 minutos. Cuando Dejan Stankovic se retire, será recordado sin lugar dudas por ser un grandísimo futbolista que aportó mucho a todos los equipos en los que estuvo, pero también por ser una de las personas que abanderó la transformación pacífica y normalizadora de su país desde su selección de fútbol, alzando muchas banderas al aire, pero una por encima de todas, la del respeto y el sentido común.

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

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