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Jade Boho: la ambición mundialista de una «Nzalang Girl»

Julio de 2004, Lisboa (Portugal). Angelos Charisteas remata a gol un córner lanzado por su compañero Angelos Basinas anotando así el gol que le daría la Eurocopa a la selección griega aquel año ante la anfitriona y máxima favorita Portugal. Dejando a los más de 62000 aficionados que abarrotaban el Estádio da Luz, totalmente sin palabras.

Agosto de 2004, Vantaa (Finlandia). Jade Boho con una espléndida vaselina anota el primer gol para España de la final de la Eurocopa Femenina Sub19, después de un gran pase de su compañera y capitana Iraia Iturregi, ante la todopoderosa Alemania. La hazaña la culminaría la propia Iraia, estableciendo el definitivo 2-1 en el marcador y dando el título a las españolas, ante la mirada atónita de los más de 2600 espectadores que poblaban el Pohjola Stadion.

Y es que cuando todos los ojos estaban puestos en el análisis de la competición masculina europea senior, una joven delantera hispano-guineana empezaba a fraguarse su futuro en el mundo del fútbol. La vallisoletana Jade Boho Sayo, aún tenía mucho que decir y que vivir en su vida y nunca hubiera imaginado lo que el destino le tenía preparado.

Esta joven jugadora empezó a despuntar «profesionalmente» en el AD Torrejón CF, uno de los equipos míticos y fundadores de la Superliga Femenina Española. En este equipo, Jade pudo crecer como jugadora y tuvo la oportunidad de disputar el Europeo Sub19 con España, en el que consiguió la victoria final, como ya comentamos. Y posteriormente el Mundial Sub20 de Tailandia, donde no pasaron de la fase grupos, pero donde Jade realizó una gran actuación, además de dos goles.

Su progresión era evidente y no pasó desapercibida para los grandes equipos de la categoría. Y después de cuatro temporadas en el equipo de Torrejón de Ardoz, la pucelana fichó por el Rayo Vallecano de Madrid. Este equipo tenía grandes objetivos y pronto lo demostró en el terreno de juego, un subcampeonato de liga en su primera temporada y tres títulos consecutivos de Superliga en las siguientes, unido a una Copa de la Reina en 2008.

Jade Boho era una jugadora importante en el equipo. Sus goles fueron determinantes en la consecución de los títulos del cuadro rayista, pero sobretodo se valoraba mucho más su entrega y su lucha en cada partido. Y aunque a nivel de club todo le iba genial, no se puede decir lo mismo si hablamos de selecciones nacionales. Después de aquel idílico 2004, Jade no había vuelto a ser convocada para jugar con España. La fuerte competencia en la delantera de “La Roja”, cerraban las puertas a la joven atacante pucelana. Jugadoras como la leyenda española Laura del Río, Vero Boquete (compañera y campeona también del aquel Europeo Sub19 con España), su compañera en el Rayo Sonia Bermúdez o la goleadora Adriana Martín, imposibilitaban que Jade pudiera demostrar su valía con la selección absoluta.

Debido a esto, una idea iba cobrando cada vez más fuerza en la cabeza de la delantera vallisoletana. Su ascendencia ecuatoguineana le daba la posibilidad de poder jugar también con la selección nacional de Guinea Ecuatorial, si las dos partes estaban de acuerdo. La Federación de Fútbol de Guinea Ecuatorial (FEGUIFUT) había empezado, además, en 2005, un ambicioso plan para elevar el nivel de sus selecciones. Sobre todo a través de la nacionalización de jugadores de fuera del país que tuvieran algún vínculo familiar o profesional con el país africano, en especial jugadores brasileños y de países africanos.

Si bien el plan no funcionó demasiado bien en el combinado nacional masculino, en el femenino en cambio, el resultado fue otro bien distinto. Las “Nzalang (mote con el cual se conoce a la selección de Guinea Ecuatorial y cuyo significado es «Rayo» en fang, lengua africana autóctona de algunos países del centro de África) Girls” consiguieron en 2008 su primera Copa de África Femenina (de la cual eran país anfitrión), destronando además a la única selección que las había ganado todas hasta el momento (7), Nigeria. Derrotándolas en semifinales por 1-0 y posteriormente terminando el trabajo en la gran final, frente a Sudáfrica, venciendo 2-1. El país estaba enloquecido y las jugadoras del equipo nacional se convirtieron en heroínas para todos sus habitantes. Y el gobierno del dictador Teodoro Obiang por otro lado, consiguió lo que buscaba. Que la gente se olvidara un poco de la miseria, su falta de libertades y derechos personales y se entretuviera con el fútbol como medio sedante y de distracción. “Pan y Circo” que decían en la Roma Clásica, pues eso.

Pero volviendo al tema, Jade Boho no lo podía tener mejor para jugar con una selección nacional, que entrar dentro del combinado ecuatoguineano. Y así fue, Jade fue seleccionada en 2010 para jugar su primer partido con las “Nzalang Girls” y ese mismo se proclamó subcampeona de África en Sudáfrica, al conseguir llegar a la final del torneo de nuevo, pero sucumbir ante las “Super Falconsnigerianas por 4-2. De todas formas, las ecuatoguineanas no solo se llevaron el subcampeonato, sinó también el billete para disputar su primer Mundial Femenino de Fútbol, en 2011. Jade realizó un gran torneo, consiguiendo 3 goles, algunos de ellos importantes, como el día de la final.

Pero por desgracia, todo no iba ser un camino de rosas para Jade Boho. Antes de la disputa del Mundial Femenino, la FIFA revisó que todos los documentos de las jugadoras estuvieran en regla y encontraron una anomalía en los de la jugadora vallisoletana. Al haber disputado partidos oficiales con la selección española en categorías inferiores, necesitaban una carta de Jade renunciando a disputar más partidos con España, firmada además por la FEF (Federación Española de Fútbol). Jade y la FEF cumplieron su parte y realizaron los trámites, que fueron enviados a la Federación Ecuatoguineana de Fútbol (FEGUIFUT). Esta última no tramitó estos documentos correctamente, con la cual cosa, la FIFA no les dio validez y sancionaron a la selección femenina de Guinea Ecuatorial y a Jade Boho en particular con dos meses de inhabilitación, como consecuencia y por desgracia para todos/as, se perdería el tan ansiado Mundial Femenino de 2011. Como la propia Jade relata en una entrevista digital al “Diario AS”: “La verdad es que lo pasé realmente mal pensando que yo debía estar jugando y no podía por la sanción. Lloré mucho. Fue el disgusto de mi vida. Estar ahí, en un Mundial, y, por un fallo de otros, no poder jugarlo, fue terrible. Fue mi peor pesadilla.” Finalmente, Guinea Ecuatorial no pasó de la fase de grupos al no poder conseguir ni un solo punto frente a selecciones del nivel de Brasil, Australia o Noruega.

Fue muy duro, no obstante Jade Boho siguió luchando por seguir adelante y olvidar rápido lo ocurrido. Se centró en su club (el Rayo Vallecano) y decidió que no volvería a jugar más con la selección de Guinea Ecuatorial. Aunque finalmente, en 2012, reconsideró su decisión y volvió a enfundarse la casaca roja de las “Nzalang Girls”, ayudando a su selección de nuevo a conseguir la segunda Copa de África de su historia. De nuevo como país anfitrión (junto a Gabón), arrasando durante toda la competición y rubricando una final memorable frente a Sudáfrica, a la que vencieron por 4-0 en Malabo (la capital de Guinea Ecuatorial), ante más de 20000 personas que las vitoreaban y animaban sin parar.

De esta forma, Jade volvió a sentirse importante y consiguió sacarse la espinita del Mundial de 2011 en el que no pudo participar. Tanto es así, que a principios de esta temporada además, Jade ha cambiado de club en Madrid. El Atlético de Madrid la quería y la hispano-guineana decidió que su gran etapa de 6 años en Vallekas había finalizado y quiso abrir otra nueva e ilusionante. Está contenta, ha empezado la temporada con muchas ganas, ambición y hambre de títulos.

En su cabeza, tiene grabado a fuego la Copa de África de 2014 en Namibia como antesala a su gran sueño como futbolista, el Mundial de 2015 en Canadá. Ella sabe que no va a ser sencillo, pero después de pasar una vida deportiva ajetreada, con momentos inolvidables por un lado. Y duros reveses complicados de superar por el otro, solo espera que esta vez el destino no le sea esquivo.

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Yo, por mi parte, solo espero que pueda cumplir su tan ansiado sueño, porque la gente que trabaja duro, día a día, se supera a sí misma y a las adversidades que le van llegando, merece tener la oportunidad de disfrutar de las mieles del Olimpo de este deporte. Por ese motivo, espero poder disfrutar del juego de Jade Boho durante mucho tiempo y verla luchar junto a las “Nzalang Girls” en el Mundial de 2015. Ya le ganó una vez a Alemania en una final vestida de rojo. ¿Por qué no una segunda vez? El fútbol femenino crece a marchas forzadas y Jade Boho ha ayudado (y lo sigue haciendo) a que este deporte sea cada vez más atractivo e interesante para todas las espectadoras/es. !Suerte y fuerza Jade¡

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

Dejan Stankovic: el futbolista plurinacional

Cuando Ljupko Petrović, el mítico entrenador que llevó al Estrella Roja a la consecución dela Copa de Europa de clubs en 1991, se volvió a hacer cargo de la escuadra rojiblanca en 1994, el equipo venía de una racha de resultados muy negativa y de dos años en los que había finalizado segundo por detrás de su eterno rival, el Partizan de Belgrado.

En este equipo quedaban ya pocas estrellas de la proeza de Bari del 91, pero despuntaban algunos valores emergentes o futbolistas en potencia que querían hacerse un hueco en el primer equipo. Y uno de ellos irrumpiría con más fuerza que nadie, su nombre: Dejan Stankovic.

En una época convulsa en la zona de los Balcanes, con disputas bélicas internas entre naciones pertenecientes hasta entonces a Yugoslavia, el fútbol era una de las vías de escape del pueblo y a la vez un escenario para descargar las frustraciones, sentimientos e iras de personas que vivían una época terrible. Y en medio de toda esta vorágine, los dos principales equipos de Belgrado, Estrella Roja y Partizan trasladaron estas disputas al terreno de juego, por los títulos nacionales. La suerte había sido favorable a los blanquinegros en las últimas dos temporadas, pero ese año las cosas iban a cambiar. A mitad de temporada el entrenador Petrović iba a echar mano de la cantera rojiblanca, ya que había un centrocampista que estaba marcando las diferencias con tan solo 16 años y había ido subiendo como la espuma en las  diferentes categorías del Estrella Roja, hasta acabar jugando en el filial y consiguiendo grandes números. Alto, rápido, con una depurada técnica y un disparo endiablado el joven Dejan Stankovic fue convocado con el primer equipo a su corta edad y pasó a convertirse en el jugador más joven en debutar con el Estrella Roja. Y es que llevaba el fútbol en sus venas, ya que su padre había sido un importante centrocampista  del OFK Belgrado,  y hasta su madre había formado parte de la delantera de un potente equipo de la primera división femenina  de Yugoslavia, el Sloga Zemun.

De esta forma la carrera del joven Dejan no podía ir mal de ninguna forma, y así fue. A su corta edad se convirtió en campeón de liga y copa aquella misma temporada con el cuadro rojiblanco y fue llamado a las categorías inferiores de la selección Yugoslava, con la que más tarde conseguiría un sorprendente récord. Es interesante destacar una anécdota que sucedió en esa misma temporada, cuando se enfrentó al equipo de su padre de toda la vida el OFK de Belgrado, del cual Stankovic era también seguidor, pero enfundando la camiseta ahora del Estrella Roja y a los que además derrotó con comodidad en el campo, ironías de este deporte.

Su crecimiento continuó la temporada siguiente, debutando en Champions League, entrando una vez iniciado el partido frente al equipo alemán del Kaiserslautern, anotando además dos tantos, ante el asombro de toda Europa. Y siguió creciendo y creciendo cada vez más, tanto es así, que en un par de temporadas más, con tan solo 20 años y habiendo jugado ya el Mundial de Francia 98, la Lazio de Sven Goran Eriksson llamó a sus puertas y ni el Estrella Roja ni el joven Dejan pudieron decir que no a aquella suculenta oferta.

En aquella escuadra de ensueño con los Nesta, Almeyda, Nedved, Vieri, Salas o su compatriota fichado ese mismo año Sinisa Mihajlović, Stankovic consigue hacerse con un puesto en el 11 del equipo romano y jugar más de 40 partidos anotando 9 goles. El salto ya estaba dado, pero no se iba a quedar ahí, ya que en 1999 gana la última Recopa de Europa que se disputaría nunca en una memorable final frente al RCD Mallorca por 2-1 y es pieza clave en aquel título. No siendo esto suficiente, en el 2000 y ya asentado en aquel mágico conjunto laziale consigue nada más y nada menos que el doblete en el Calcio italiano, ganando liga y copa ese mismo año. No tendría tanta suerte en la Eurocopa del 2000 con Yugoslavia, al caer eliminado frente a España con aquel gol en el descuento de Alfonso Pérez Muñoz en un partido loco que pasará a la historia del fútbol, sin duda alguna.

No obstante, su equipo sigue cosechando éxitos, consiguiendo dos Supercopas y otra Copa de Italia más mientras la economía del club con el presidente Cragnotti a la cabeza iba haciendo que la escuadra laziale se hundiera cada vez más y cayera en bancarrota, obligando a todas sus estrellas a buscar nuevos destinos. De esta forma Dejan Stankovic deja el equipo de Roma en 2004, recibe una interesante oferta del Inter de Milán y acaba firmando por el equipo de la Lombardía. Un año antes, en su país, la reestructuración de los territorios que formaban la antigua Yugoslavia era un hecho y poco a poco se habían ido formando distintas naciones-estado que funcionaban ya como territorios independientes, no solo en el aspecto político, económica y social; sino también en lo deportivo. Por lo tanto, la idea de Yugoslavia no tenía sentido ya y el territorio pasó a llamarse Serbia y Montenegro, compuesto por dos naciones bien diferenciadas, con vínculos comunes pero bastante distintas en casi todos los aspectos. Aun así, compitieron juntas en lo deportivo hasta 2006, cuando las dos se independizaron.

Los deportistas y en este caso los futbolistas como Stankovic, no podían estar al margen de todos estos cambios políticos, económicos y sociales que se estaban produciendo en sus países de origen y sin querer muchas veces debían tomar partido en las decisiones que se dirimían allí. En algunos casos, estas confrontaciones ocasionaron pequeñas tensiones y conflictos entre compañeros de una misma selección por motivos políticos, religiosos o culturales, como el que mantuvieron Darko Kovacevic y Savo Milosevic, ambos goleadores con Yugoslavia (el primero del Estrella Roja y el segundo del Partizan) durante un tiempo por desavenencias y distintas maneras de ver estos cambios que se estaban produciendo en su territorio.

En lo deportivo, Stankovic seguía cosechando títulos, ahora con el equipo interista, ganando otra Copa de Italia y dos Scudettos más hasta 2006 (uno de ellos por el escándalo del “Moggigate”, la eliminación de la Juventud de Turín de la Serie A y su descenso fulminante a la Serie B), además de dos Supercopas de Italia. Y ese mismo año volvería a clasificar a su selección (Serbia y Montenegro en este caso) para la fase final de un Mundial, el de Alemania 2006, quedando encuadrada en el grupo de la muerte con Argentina, Holanda y Costa de Marfil consiguiendo no puntuar en ninguno de los partidos y dejando el casillero a 0.

Aun así, con su equipo la cosa no podía ir mejor, ya que el Inter se hizo con los siguientes cuatro Scudettos hasta 2010, una Copa y dos Supercopas de Italia más. Además, Stankovic nunca dejó de ser un hombre importante en las alineaciones del equipo neroazzurri consolidándose así en el equipo y siendo pieza clave tanto en el Inter como en su selección. Consecuencia de ello llegó el mayor logro como jugador en un club de fútbol, la consecución de la Champions League ese mismo año 2010, ganando en la final al Bayern de Munich en Madrid en el aquel Inter de Mourinho que pasaría a la historia por conseguir el triplete aquella misma temporada, disputando Stankovic todas las finales.

Ese mismo año 2010 Dejan Stankovic consiguió también un sorprendente récord con su selección (Serbia en este caso) en el Mundial de Sudáfrica. Y es el de conseguir ser el único jugador que ha disputado tres Copas del Mundo de Fútbol con tres selecciones distintas, no cambiando además nunca de territorio de origen. Ese extraño e inverosímil récord se da, porque los futbolistas como Dejan al igual que cualquier persona en este Mundo, están en constante cambio.

El Mundo en el que vivimos gira tan rápido como un balón en un campo de fútbol y cualquier persona está expuesta a estos cambios que se dan continuamente y que nos hacen replantearnos muchas cosas, pero que también nos ayudan a crecer como personas y a ampliar nuestros horizontes. Dejan Stankovic es un ejemplo claro de estas constantes idas y venidas que se dan en la vida de cualquier ser humano, ya que él como jugador de fútbol profesional, también tuvo que pasar por etapas duras en su vida, como la vivencia de una guerra entre territorios cercanos, con amigos y familiares que perdieron su vida. Y no siendo esto suficiente, más tarde tuvieron que volver a reconstruir un país, no solo levantando muros y paredes de hormigón, sino también construyendo nuevas conciencias individuales y colectivas y cambiando antiguos pensamientos ya obsoletos en los nuevos tiempos que corren. Por tanto, del jugador que jugó con Yugoslavia en 1998, con Serbia y Montenegro en 2006 y finalmente con Serbia en 2010 no nos puede quedar solo la idea de lo que vimos en un terreno de juego. Sino toda una historia detrás de superación y regeneración personal de un joven que nació para ser futbolista pero que ayudó también a que el territorio en el que nació, creció y se crió, se llamara como se llamara, pudiera continuar adelante y fuera un lugar tranquilo, sin odios ni disputas, más allá de las que pudieran darse en un terreno de juego durante 90 minutos. Cuando Dejan Stankovic se retire, será recordado sin lugar dudas por ser un grandísimo futbolista que aportó mucho a todos los equipos en los que estuvo, pero también por ser una de las personas que abanderó la transformación pacífica y normalizadora de su país desde su selección de fútbol, alzando muchas banderas al aire, pero una por encima de todas, la del respeto y el sentido común.

Manel Torrejón Perea (@manelcandeu)

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